Muy cerca de la desembocadura del río Miño, justo al otro lado de la frontera con España, se encuentra el pequeño pueblo portugués de Moledo do Minho: un emplazamiento costero idóneo para una casa familiar, levantada aquí sobre un antiguo terreno de labranza en pendiente, en un solar con buenas vistas sobre el océano Atlántico.

La idea central del proyecto es acomodarse a la pendiente del lugar integrándose en las terrazas preexistentes: una propuesta muy similar a la experiencia de la Casa en Baião (1990-1993), pero que en este caso contaba con la dificultad añadida de que los bancales estaban muy juntos, con escalones demasiado estrechos y bajos para edificar. Por ello, una de las primeras decisiones fue remodelar la ladera construyendo menos bancales, pero más anchos, sostenidos por muros de contención de piedra. La casa se inserta en uno de estos bancales, excavado para acoger el programa entre dos muros paralelos de vidrio y generando con ello dos fachadas radicalmente diferentes: una, alineada con el muro de piedra del bancal y con vistas al mar; y la otra, interior, orientada al patio de contornos irregulares resultante de la excavación.

El programa de la casa, convencional (un salón, una cocina, y una batería de dormitorios), se adapta con naturalidad a estos condicionantes topográficos. Así, el salón ocupa una posición central, con fachadas a ambos lados de la construcción. La cocina se sitúa de un lado, prolongada en un patio de servicio, mientras que los dormitorios, en el lado opuesto, se adosan al frente con vistas al mar, dejando libre su parte posterior para un pasillo de circulación con dramáticas vistas a la roca. La distinta naturaleza de las fachadas también queda manifiesta en el plano constructivo, con carpinterías de madera en la cara abierta al mar y metálicas en la posterior.

La cubierta plana es, sin embargo, el elemento compositivo más relevante del proyecto. Concebida como una pieza formalmente independiente, lo que queda acentuado por su condición de ‘tapa’ apoyada sobre los muros del bancal, la cubierta es una quinta fachada visible desde lo alto de la colina. Constructivamente, está formada por una losa de hormigón armado sobre la que se ha dispuesto una lámina impermeabilizante, aislamiento térmico y una capa rígida de grava. Sobre ella se apoyan, como pequeños objetos sobre una mesa, las necesarias chimeneas y aparatos de instalaciones, acabados en acero inoxidable. De esta forma, la losa restituye la topografía ‘original’ del terreno, haciendo de la vivienda más una intervención en el territorio que un elemento independiente en el paisaje.


Cliente Client
António Reis

Arquitecto Architect
Eduardo Souto de Moura

Colaboradores Collaborators
Manuela Lara, Pedro Reis, Nuno Rodrigues Pereira

Consultores Consultants
José Adriano Cardoso (estructuras structural engineering)

Fotos Photos
Luís Ferreira Alves, Hisao Suzuki, ORCH: Alessandra Chemollo, Fulvio Orsenigo