Ayuntamiento y biblioteca, Seinäjoki
Alvar Aalto 

Ayuntamiento y biblioteca, Seinäjoki

Alvar Aalto 


La idea de centro cívico como espacio en el que los ciudadanos se reúnen en torno a funciones públicas representadas por edificios monumentales ocupa un lugar central en el pensamiento de Aalto. El plan para la población sueca de Avesta, de 1944, fue la primera ocasión en que el arquitecto reflejó sobre el papel una concepción que habría de afinar a lo largo de los años cincuenta y sesenta. De la larga serie de proyectos realizados en esos años, sólo los pueblos de Seinäjoki, Alajarvi y Rovaniemi han visto cómo las ideas de Aalto se hacían realidad.

La primera intervención de Aalto en Seinäjoki se remonta a 1951, cuando se presentó al concurso convocado para desarrollar un centro parroquial; aunque no lo ganó, en 1956 se le encargó desarrollar el proyecto presentado. La obra no se construyó hasta 1958, y fue en aquel año cuando la corporación municipal convocó dos nuevos concursos, uno para la ordenación de todo el área y otro para la realización del edificio del ayuntamiento.

El plan de Aalto articula todo el conjunto en la forma de tres plazas: la primera, configurada por el edificio parroquial, se sitúa en la parte más alta; la segunda es una plaza alargada y flanqueada por los edificios del ayuntamiento, la biblioteca y el teatro; y la tercera es en realidad un aparcamiento arbolado. Una pastilla de oficinas remata el eje longitudinal.

Proyectado entre 1959 y 1962, y construido entre 1963 y 1965, el ayuntamiento está formado por tres cuerpos que abrazan un patio-jardín abierto y ocupado por una extensa grada cubierta de césped. Elevado sobre pilotes en el lado correspondiente a la calle, el edificio se ofrece al exterior como una austera pastilla, sobre la que se yergue el volumen dominante de la sala de concejo. Con sus fachadas ciegas, este volumen actúa como contrapunto a la gran torre de la iglesia que domina el centro urbano.

El edificio de la biblioteca, proyectado en 1963 y construido entre 1964 y 1965, evita deliberadamente entrar en competencia con el ayuntamiento, mostrándole una fachada alargada y de baja altura discretamente enfoscada en blanco. Por el contrario, el elemento más expresivo del edificio, correspondiente a la sala de lectura, emerge por la parte trasera en la forma de un plano vertical quebrado y rasgado en toda su longitud por grandes lamas horizontales. Este elemento revela sólo en parte la riqueza del espacio interior de esta sala: configurada a base de motivos tan característicos de su paleta como el mostrador de control y el ‘patio hundido’ de lectura, Aalto consigue aquí, gracias a su magistral dominio de la luz, uno de los ambientes interiores más felices de su carrera... [+]